
La palabra yoga proviene de la raíz en sánscrito, lengua clásica de la India, yuj y significa unión. La prueba arquológica más antigua de la existencia del yoga se encuentra en varios sellos de piedra que fueron excavados en el valle del Indo y se calcula que datan aproximadamente del año 3,000 a. C. En lo que a la primera mención del yoga se refiere, la encontramos en la vasta colección de escrituras que constituyen los Vedas y las cuales se remontan al año 2,500 a. C.

Los antiguos yoguis percibieron el cuerpo físico como un vehículo en el cual la mente es el conductor, el alma la verdadera identidad del hombre y la acción, las emociones y la inteligencia las tres fuerzas que movilizan al cuerpo-vehículo. Aquellos maestros dieron forma a un método especializado que combina los movimientos que necesitamos para garantizar la salud física con las técnicas de respiración y meditación que han de asegurarnos la paz mental.

El propósito fundamental de todos los diferentes aspectos de la
práctica del yoga, que se enlistan a continuación, es reunir el sí mismo individual (jiva) con la conciencia absoluta o pura (Brahma o dios).
- La relajación adecuada: libera la tensión existente en los músculos y descansa el organismo entero, dejándolo tan renovado como después de una buena noche de sueño. La relajación continúa en todas tus actividades y te enseña a conservar la energía y desentenderte de preocupaciones o temores.
- El ejercicio adecuado: lo proporcionan las posturas yóguicas o asanas que actúan sistematicamente sobre todas las partes del cuerpo, estirando y tonificando los músculos y ligamentos manteniendo flexibles a la columna y las articulaciones y mejorando la circulación.
- La respiración adecuada: es plena y rítmica en la cual, para incrementar el aporte de oxígeno, no se usa simplemente una parte de los pulmones sino su totalidad. Los ejercicios de respiración yóguica o pranayama enseñanan a recargar el cuerpo y a controlar el estado mental, regulando la circulación del
prana, es decir, de la fuerza vital que se conserva en los chakras (centros de energía).
- La dieta adecuada: es nutritiva y bien equilibrada basada en alimentos naturales. Mantiene el cuerpo ligero y flexible y calma la mente a la vez que da gran resistencia a la enfermedad.
- El pensamiento positivo y la meditación: ayudan a hacer desaparecer los pensamientos negativos y a silenciar la mente, hasta trascender en última instancia todos los pensamientos.

Cualquier persona puede practicar yoga, no se necesita de ninguna ropa o equipo especial. Las posturas o asanas ejercitan todas las partes del cuerpo, estirando o tonificando músculos y articulaciones, la columna vertebral y todo el sistema óseo. Operan no sólo sobre la estructura corporal, sino sobre los órganos internos, glándulas y nervios manteniendo todos los sistemas orgánicos en excelente salud. Al liberar la tension mental y física las asanas liberan también vastos recursos de energía. Ésto sin importar si el estilo de "yoga físico" es hatha, ashtanga, vinyasa, kundalini, etc.
Los ejercicios de respiración yóguica o pranayama revitalizan el cuerpo y ayudan a controlar la mente por lo que lo dejarán sintiéndose calmado y renovado, en tanto que la práctica del pensamiento positivo y de la meditación incrementan la claridad y el poder de la mente y la intensidad de la concentración.
Por ejemplo, estudios han demostrado que la postura de relajación o “el cadaver” (savasana) alivia eficazmente la presión sanguínea y que la práctica regular de las asanas y el pranayama pueden aliviar dolencias tan diversas como la artritis, la arteriosclerosis, la fatiga crónica, el asma, las venas varicosas y afecciones cardiacas. Pruebas de laboratorio han probado la capacidad de los yoguis para controlar conscientemente las funciones autónomas o involuntarias como la temperatura, el latido cardiaco y la presión sanguínea.
Un estudio de los efectos de 6 meses de práctica de hatha yoga demostró los siguientes efectos: reducción del peso corporal y del cinturón adiposo, incremento de la capacidad pulmonar y la respiración, aumento de la capacidad de resistencia al stress y disminución de los niveles de colesterol y azúcar en sangre.
Hoy en día no se puede dudar de la eficacia del yoga como medicina, tanto preventiva como curativa.

Cuando incorporas el yoga a tu vida cotidiana, eres como el propietario de un coche que se ocupa de su vehículo y lo cuida, manteniéndolo totalmente en forma y tan reluciente como si fuera nuevo, año tras año. Sin esta disciplina somos como el conductor del coche cuyo vehículo no quiere arrancar por las mañanas, necesita atención costosa y ocasionalmente de reparaciones importantes y que, en última instancia, puede averiarse en un momento crítico, con graves consecuencias.
El yoga puede ser un instrumento que nos dé no sólo aquello en cuya búsqueda acudimos, sino mucho más. Para entender qué es el yoga es necesario experimentarlo personalmente. La práctica costante opera
un cambio sutil en la manera en que encaramos la vida pues mediante la persistencia en la tonificación, la relajación del cuerpo y el aquietamiento de la mente, comenzaremos a tener indicios de un estado de paz interior que es la verdadera naturaleza del ser humano. Es esto lo que constituye la esencia del yoga: la realización y comprensión de nosotros mismos que buscamos, consciente o inconscientemente, y hacia la cual todos vamos evolucionando gradualmente.
Si logramos controlar la mente y los pensamientos, no habrá límites para lo que seamos capaces de hacer puesto que no son más que nuestras propias ilusiones y preconceptos los que nos inmovilizan y nos impiden una total realización de nosotros mismos.
Ishtar Magally Mubarak
Biocosmiatra
Referencias:
Texto tomado del libro: Yoga, una guía para su práctica de Lucy Lidell.