La creciente demanda por fórmulas cosméticas que proporcionen resultados rápidos y efectivos ha provocado que los distintos laboratorios busquen soluciones a las necesidades de una sociedad ávida de una piel radiante. Una de estas soluciones es la nanotecnología que es la rama de la ciencia surgida en la década de los ochenta que se encarga de estudiar y desarrollar todo aquello que tenga un tamaño inferior los 100 nanómetros. Nano significa extremadamente pequeño; una nanopartícula tiene tres dimensiones que miden menos de 100 nanómetros. La unidad utilizada, el nanómetro, equivale a una mil millonésima de metro. Cabe mencionar que las nanopartículas no existen en la naturaleza, son completamente producto del ingenio del hombre. ![]() Aproximadamente en el año 2000, las compañías de cosméticos se unieron a la tendencia de la nanocosmética para mejorar de manera significativa la penetración de los ingredientes activos y producir un efecto inmediato. Podría decirse que las pantallas solares son las fórmulas cosméticas donde más se utiliza la nanotecnología. No es extraño encontrar nano dióxido de titanio y nano óxido de zinc en bloqueadores solares para evitar que dejen un residuo blanquecino al aplicarlo. El Peligro de la Nanotecnología Muchos químicos se comportan de forma muy distinta cuando están contenidos en nanopartículas. Un ingrediente que en su forma habitual es catalogado como inocuo, puede ser peligroso en su homólogo nano. Por ejemplo, ciertas sustancias inertes pueden desencadenar reacciones químicas potencialmente nocivas como es el caso de la sílica que se convierte en cristales de asbesto. Es bien sabido que el asbesto es un agente cancerígeno. Varios expertos creen que, bajo ciertas condiciones, las nanopartículas tienen la capacidad de penetrar la piel y entrar en la circulación sistémica. Se ha comprobado que las nanopartículas no se disuelven ni en agua ni en aceite y, una vez que son absorbidas, es muy difícil para el organismo eliminarlas lo que dramáticamente incrementaría su riesgo a largo plazo. Un estudio realizado por investigadores de UCLA encontró que los ratones que fueron expuestos a nanopartículas de dióxido de titanio por medio del agua que bebían comenzaron a presentar signos de daño genético en tan sólo cinco días. Los científicos también reportaron que las nanopartículas de dióxido de titanio indujeron rupturas en cadenas simples y dobles de ADN causando daño cromosómico e inflamación, aumentando así el riesgo de desarrollar cáncer. En pocas palabras, sería prudente evitar cualquier producto nanotecnológico hasta que haya disponibles más estudios sobre sus efectos a largo plazo en el cuerpo humano. ![]() Aún cuando estemos enterados de estos riesgos, enfrentamos el problema de la falta de un etiquetado claro y completo en varios productos. Con frecuencia, las compañías no incluyen este tipo de ingredientes en sus etiquetas o evitan especificar los ingredientes nano contenidos. Sin este tipo de datos, es casi imposible que el consumidor pueda realizar una compra de manera informada. La solución es adquirir productos que especifiquen en su etiqueta el uso o no uso de nanopartículas y consultar con los fabricantes esta información en caso de que haya alguna duda. Para mayor información sobre el tema, les recomiendo los siguientes links:
http://articles.mercola.com/sites/articles/archive/2010/04/24/epstein-interview.aspx http://nano.foe.org.au/node/100 (denle click en el reporte: "Nanomaterials, sunscreens and cosmetics: Small ingredients, big risks." Ishtar Magally Mubarak Biocosmiatra Referencias: http://www.mercola.com http://www.foe.co.uk
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ColaboradorasPamela Madero Archivos
Septiembre 2017
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